Sigo leyendo Confieso que he vivido. He retrocedido unas páginas para volver a leer las hermosas palabras de Neruda sobre Paul Éluard:
Torre de Francia, hermano! Me inclino sobre tus ojos cerrados que continuarán dándome la luz y la grandeza, la simplicidad y la rectitud, la bondad y la sencillez que implantaste sobre la tierra.